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A días de las elecciones: ¿Qué esperan los chilenos de los constituyentes?

  • Miércoles 12 de mayo de 2021
  • 18:00 hrs
Imagen referencial

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El Dr. Cristhian Almonacid, director del Magíster en Ética y Formación Ciudadana de la Universidad Católica del Maule, profundiza sobre el tema.

El 25 de octubre de 2020 los chilenos decidieron –a través de un plebiscito– reemplazar la actual Constitución. ‘Convención Constitucional’ es el órgano redactor escogido para esta importante tarea, cuerpo que estará conformado por 155 representantes elegidos, en su totalidad, por voto popular. 

Sin duda, el proceso constitucional que enfrentará nuestro país traerá consigo profundos cambios sociales y políticos: ¿Qué tienen que decir las universidades al respecto? ¿Qué esperan los chilenos de los constituyentes?. El Dr. Cristhian Almonacid, director del Magíster en Ética y Formación Ciudadana de la Universidad Católica del Maule, profundiza sobre el tema. 

Profesor, ¿cuál debe ser el rol de las universidades en el proceso constitucional?

Tener una nueva constitución es uno de los procesos políticos más importantes de cualquier sociedad. A partir de ese proceso se definen los principales aspectos del “acuerdo contractual” que organiza y da sentido a la convivencia política, económica y social de un país. En este ámbito, la universidad (sin apellido) entra al proceso constitucional como un agente más dentro del entramado ciudadano. No para imponer aquellos enjambres de conocimientos académicos que produce, sino para poner al servicio de la deliberación democrática, sus saberes, perspectivas, propuestas. La universidad en ese sentido se incorpora institucionalmente al proceso constituyente comprometiéndose con una posición dentro de la esfera pública, en un sentido ad extra. Pero también, la universidad requiere trabajar en el proceso constitucional en un sentido ad intra. ¿De qué manera la institución se compromete en los procesos democráticos al interior de la comunidad universitaria que integra a estudiantes, académicos, autoridades universitarias, funcionarios, colaboradores? Evidentemente el proceso democrático constitucional es la oportunidad de acoger este kairós, como “el tiempo propicio” para fortalecer las raíces de la democracia dentro de una institución que, junto con promover la investigación y el conocimiento, promueva la formación de profesionales con un alto sentido democrático y participativo. 

— Usted es director de un Magíster en Ética y Formación Ciudadana. Éticamente hablando, ¿cuáles son los compromisos que deben asumir los constituyentes?

Esta es una pregunta interesante. Mi impresión es que los movimientos sociales que hemos vivido durante estos últimos años y en especial lo que significó octubre de 2019 en Chile han estado pertrechados por una fuerte aspiración ética de la mayor parte de la ciudadanía. El despertar chileno que condujo al proceso constituyente está asociado a la esperanza ética de inaugurar nuevas bases morales que sostengan la convivencia social para el futuro de Chile. Son evidentes las expectativas de más justicia y equidad, de reconocimiento de las minorías, el reconocimiento de los pueblos originarios, la mayor equidad hacia la mujer. Los constituyentes tienen el gran desafío de acoger e interpretar estas ansias de mayor estatura moral para plasmarla en la nueva Constitución. En sus manos está concretar los cambios que mueven la esperanza de un “nuevo Chile”.

¿Qué esperan los chilenos de los constituyentes?

Hay un aspecto en esta pregunta que me gustaría destacar. Me parece que nos enfrentamos a un nudo problemático. Primero, pienso que es necesario y absolutamente válido que los candidatos a constituyentes expongan con claridad sus ideas y sean coherentes con esas ideas, a fin de que los electores sepan quién es quién en la representación de las convicciones constituyentes que están en juego. Pero aquí viene el problema que percibo. Las convicciones dentro de un proceso democrático incuban, si no estamos atentos, un riesgo. La democracia que moviliza el proceso constitucional, a mi modo de ver, no es la imposición de unas convicciones sobre otras. La democracia es validada como medio de decisión política por la capacidad de “deliberación efectiva” que promueva y genere. Esta deliberación, en tanto ejercicio dialógico, racional y ponderado de los constituyentes (y de toda la ciudadanía por supuesto) permitirá decidir por las mejores ideas, por las opciones más éticas, y por las definiciones más razonables. En este sentido, los chilenos esperamos altura de miras por parte de las y los constituyentes para que representen las convicciones. Pero al mismo tiempo se espera que las y los constituyentes estén dispuestos a escuchar, a ceder y acordar cuando los puntos de vista lo exijan. El norte siempre debe ser el bien de Chile y de su ciudadanía, tanto presente como futura.

Finalmente, ¿de qué manera el Magíster en Ética y Formación Ciudadana ingresa al proceso constitucional?

Nuestra intención como programa es sumarnos al proceso constitucional, promoviendo actividades que generen diálogo y deliberación democrática entre nuestros estudiantes, la comunidad universitaria, nuestro medio local y nacional. Queremos estar dispuestos a participar y a sumarnos a las iniciativas que surjan y a colaborar en la medida de nuestras posibilidades.